La Historia detrás del Diamante Tiffany; desde Audrey Hepburn a Lady Gaga
Los inicios de Tiffany & Co., un futuro que labró en base a su innovación.
Antes de hablar del Diamante en cuestión me parece imperativo que conozcan un poco sobre la historía que hay detrás de él y el cómo esa serie de eventos, buenas estrategias, su sed de innovar y un sueño, cambiarían el futuro de una compañía y la catapultarían a la cúspide del lujo que conocemos hoy.
Todo comenzó cuando Charles Tiffany fundó Tiffany & Co. en 1837, como un establecimiento de venta de artículos de lujo y de papelería, en un formato establecido por él y que resultó toda una revolución en la época, pues fue el primero que comenzó a marcar cada artículo con su precio, de forma que los clientes lo supiesen de antemano con solo entrar en la tienda y con ello dejar claro que no pudiesen ser negociables. Este detalle que quizás hoy día puede resultar un dato irrelevante, en aquel momento fue un hecho insólito que creó una tendencia que se mantiene tal y como lo conocemos hoy.
Quien diría que la hoy lujosa joyería había nacido como una tienda de regalos?, en un principio operó como Tiffany Young, (la unión de los apellidos de sus dos socios; John B. Young y Charles Lewis Tiffany), que abrieron su negocio tras la concesión de un préstamo de 1.000 dólares en el número 259 de Broadway, y que su primer día de apertura cerró con el saldo a favor de solo $4.98 en ventas.
Al poco tiempo la compañía había resultado ser todo un éxito y en el año 1841 se unió a esta sociedad Jabez Lewis Ellis y la firma se expandió al edificio contiguo ocupando entonces el 259-60 de Broadway y cambiando su nombre a Tiffany, Young & Ellis, el negocio de la joyería comienza a implementarse desde 1842 con las primeras importaciones de joyas de oro procedentes de Europa, posteriormente el nombre fue cambiado a Tiffany & Co. Cuando Charles Tiffany se hizo con el control total y absoluto de la empresa, estableciendo entonces el énfasis a la joyería se vio en la necesidad de ir cambiando su sede en diversas ocasiones, puesto que gracias a su gran auge y exitoso crecimiento basado en la original metodología de negocios de Charles y que sus ideas y estrategias no dejaban de sorprender y deslumbrar a su clientela debían adaptarla a la creciente demanda y posición de status; por lo que luego se pasaron al 550 Broadway en 1853 y a Union Square y 15th Street en 1870.
Tiffany hizo de “la calidad” y la “exclusividad” su sello distintivo, y si hay algo que nunca sabremos es; si la visión principal de Charles Tiffany era la de querer cambiar el mundo cuando estableció su joyería, pero es algo que sin duda con o sin intencion hizo desde diferentes aspectos; desde el más pequeño y sencillo hasta el más grande e innovador.
En el 1851 Charles pensó y estableció una composición especial que fuese un tipo de patrón para la platería que vendía en su tienda y decidió utilizar en toda la plata una combinación de 750 gramos de plata y 250 de bronce, su éxito fue tal que la misma posteriormente fue adoptada por otros y hoy día esta aleación de 750/1000 es el estándar de la Sterling Silver (Plata Esterlina). Pero no se detuvo allí, siguiendo esta tradición de excelencia, en 1926, Tiffany estableció el estándar de pureza del Platino.
Cuando el nombre de la marca se cambia a Tiffany & Co. (como te conté un poco más arriba) para celebrarlo a lo grande, Charles Tiffany manda a fabricar con H. F. Metzler (un prestigioso diseñador de frentes de barcos de esa época); un Atlas de madera cubierto de bronce cargando reloj titánico, que se colocaría sobre la puerta principal y pronto se convirtiría en el primer icono de la firma debido a su majestuosidad. El mismo desde entonces iba desplazándose a la par que lo hacían las ubicaciones de la tienda.
El camaleónico negocio crecía a un ritmo vertiginoso! pero cuál era su formula?, era simple: se adaptaba a las diferentes necesidades del mercado, eso y que la visión de negocios de Charles no tenia fronteras estableció las bases que la harían convertirse en el coloso del lujo que reconocemos hoy. De los artículos de papelería y platería fina de sus inicios paso a vender también banderas e incluso implantes ortopédicos para la Union Army por el año 1862. Hacia acto de presencia en las exposiciones más importantes de la época como cuando cinco años después, en 1867, ganó el premio de artesanía en plata en la Exposición Universal de París, y más tarde, en 1885 diseñó el Great Seal (el Escudo de los Estados Unidos de América, que todavía hoy se imprime en los billetes del Dólar Estadounidense), y si nos vamos un poco más adelante; el primer trofeo de la Super Bowl en 1967, y que posteriormente fue nombrado como Vince Lombardi también fue creado y diseñado completamente por Tiffany. Durante la Guerra Civil, Tiffany fabricó innumerables espadas que dadas las necesidades de la época eran más importantes que cualquier cosa, aunque aún así las joyas no dejaron de figurar en las espadas de los Generales Grant y Sherman y del Almirante Farragut por ejemplo. Quedaba claro que indiferentemente de lo que Tiffany se propusiese en fabricar; debía ser épico y representativo.
Curiosamente, también elaboró instrumentos quirúrgicos, y muchísimas cosas más, los hitos marcados por está compañía son casi imposibles de cuantificar por lo que podría extenderme incluso más si me lo propusiera.
Tres años después de la muerte de Charles Lewis en 1902, la compañía se mudó a la Quinta Avenida con la calle 37, su hijo, Louis Comfort Tiffany, famoso decorador y diseñador de joyas de estilo Art Nouveau, se unió a la empresa relevando a su padre y creando el departamento Tiffany Art Jewelry dirigido exclusivamente para el diseño de piezas únicas y exclusivas.
Su visión era hacer de las joyas verdaderas obras de arte, y lo logró. Louis Comfort Tiffany diseñó flores, insectos y aves magníficas, que combinadas con un gusto excelso y con la mejor mano de obra dejaban impresionados a cualquiera.
Pero quizá sus obras más conocidas a día de hoy sean las famosas Lámparas Tiffany inspiradas siempre por la naturaleza, sus lámparas, con variados vitrales multicolores, se convirtieron en el signo distintivo del art nouveau, llevando la luz, el brillo y la naturaleza dentro de casa, se sabe que muchas fueron destruidas en la plena depresión del país para aprovechar sus metales, sin embargo aquellas que sobrevivieron han alcanzo precios estratosfericos.
Los talleres de Tiffany crearon espectaculares joyas que iban desde la Reina Victoria, el Shah de Persia ó el Zar de Rusia, hasta Liz Taylor; y es que elaboraron el precioso broche de oro y diamantes que Richard Burton regaló a la famosísima Liz Taylor para el estreno de su película “La noche de la iguana”.
Los talleres de Tiffany crearon espectaculares joyas que iban desde la Reina Victoria, el Shah de Persia ó el Zar de Rusia, hasta Liz Taylor; y es que elaboraron el precioso broche de oro y diamantes que Richard Burton regaló a la famosísima Liz Taylor para el estreno de su película “La noche de la iguana”.
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Sin embargo no fue hasta 1940 que se trasladarían al 727 Fifth Avenue, su sede principal y flagship store hasta el día de hoy, un movimiento que estableció el área como el distrito comercial exclusivo más de moda de Manhattan. Muchas otras de las prácticas que hicieron destacar a Tiffany en sus primeros años son muy diferentes a lo que normalmente se asociaba con el “lujo”, la empresa incluso tenía un catálogo al que llamaban “The Blue Book” cuya primera edición se hizo en 1845, e incluía las joyas más exclusivas de la marca, y que por cierto era de un azul muy especial; el que posteriormente sería denominado como Azul Tiffany y que paso a ser parte de las archiconocidas “Tiffany Blue Boxes”, es posible que se eligiera este color (conocido también como “azul huevo de petirrojo”), debido a la popularidad con la que contaban las turquesas en la joyería del siglo XIX.
Estas cajas se presentaron por primera vez cuando Tiffany re-inventó un sector entero, el del anillo de pedida de mano ó compromiso, con una simple innovación que perdura hasta nuestros días y que se volvió un referente en la joyería: un diseño en el que la piedra se eleva por encima del anillo. Cuando la empresa presentó lo que pasaría a llamarse el Tiffany Setting, con su anillo de compromiso en 1886, la Blue Box que lo acompañaba se hizo tan famosa como el propio anillo en sí, la gente solía acudir a la tienda preguntando si podía comprar estas cajas, pero Charles Lewis Tiffany se negaba a venderlas por ningún precio. En una famosa entrevista para el periódico New York Sun en 1906, se lo preguntaron y declaró que estaba encantado de ofrecer una caja gratuitamente, siempre y cuando se eligiera un diseño para meter dentro.
Se puede decir que Tiffany & Co. no alcanzó el estatus de la cúspide de una marca de lujo como tal hasta 1878, cuando Charles Tiffany compró el Diamante Amarillo, uno de los mejores diamantes de color amarillo jamás encontrados y sin duda el de mayor tamaño descubierto en el mundo hasta nuestros días. Fue hallado en las minas de diamantes Kimberley en Sudáfrica por allá en el año 1877, la impresionante piedra en bruto tenia un peso de 287,42 quilates y fue adquirida al año siguiente por el fundador de la compañía por la cantidad de 18.000 dólares, una fortuna para la época, este diamante es considerado uno de los descubrimientos minerales más importantes del siglo XIX, además Tiffani & Co fue la primera que introdujo las gemas de gran tamaño en los Estados Unidos desde 1848, por lo que la compra de esta piedra directamente consolidó a Charles su reputación como el “Rey de los Diamantes” y a Tiffany como la cima del lujo y la exclusividad y que es ésta piedra posee un gran valor histórico a día de hoy, y no solo por los 143 años que se le otorgan de antigüedad (desde su hallazgo, claro) sino por el hecho de ser uno de los diamantes amarillos más grandes y excepcionales del mundo por sus características.
Luego de semejante adquisición la piedra en bruto de excepcional pureza se trasladó a París, al taller del gemólogo en jefe de Tiffany, George Frederick Kunz, quien se negó a tallar la piedra sin antes hacer un riguroso estudio de la misma para encontrar la silueta “perfecta” y tardó un año en dar con el perfil adecuado, por lo que finalmente la piedra fue tallada resultando en una talla cojín con un peso de 128,54 quilates y 82 facetas, algo nunca antes visto; pues tenía 24 facetas más que la tradicional talla brillante de 58 facetas, y es que fue tallado específicamente de esta forma para realzar su deslumbrante color y potenciar su deslumbrante brillo y claridad más que el tamaño en sí mismo, en palabras de Tiffany; el diamante brilla como si estuviera iluminado por una llama interior, esta gema jugó un factor determinante en la posterior historia de la marca.
Esa joya inalcalzable, ni siquiera se vio superada una década después, en 1887, cuando Charles Tiffany se hizo con buena parte de las joyas de la corona francesa, quien las modifico y adapto a nuevos diseños que finalmente puso a disposición de los mas acaudalados de entonces.
Solo por hacer una comparación, el diamante Koh-i-noor, otro de los más famosos del mundo que se encuentra engarzado en la Corona Británica desde tiempos de la Reina Victoria, y de precio estimado en varios cientos de millones de dólares, tiene “únicamente” 108 quilates, pero hablaremos de su apasionante historia en un próximo articulo.
Los escaparates Tiffany, un derroche de magia y creatividad.
Se dice que en 1955, cuando hacía su debut el escaparatista de Tiffany; Gene Moore, colocó en el escaparate de la tienda de la Quinta Avenida durante una Navidad el diamante; custodiado en las delicadas manos de un precioso ángel hecho de alambre de oro, los peatones podían percibir su espectacular brillo desde la acera de enfrente, cuando la gema era bañada por los rayos del sol, su brillo era tal como si fuese una estrella, la alucinante piedra se había convertido en uno de los iconos del lujo universal, y en buque insignia de la casa Tiffany desde entonces.
Y es que desde los comienzos de Tiffany hasta la actualidad, los escaparates han sido un especie de galería de arte pública, una exposición digna de un museo, y eran accesibles a todo el que pasaba por delante. Charles, sin duda lo sabía era un visionario que no pasaba nada por alto.
La integración de Gene Moore a la compañía fue una jugada maravillosa que redefiniria el concepto del escaparatismo tal y como lo conocemos hoy en día. Gene era famoso por sus diseños radicales, ingeniosos y modernos, creó escaparates pioneros que hacían mención a los tiempos que corrían y que, en ocasiones, fueron escandalosos y controvertidos; puesto que mezclaba lo extraordinario con lo ordinario: colocaba las legendarias joyas de Tiffany junto a materiales cotidianos e inesperados; como cordeles, palomitas e incluso un camión volquete de juguete. En uno de sus diseños más notables “El Gusano” que un pájaro había sacado de un montón de tierra, era en realidad, un reluciente collar de diamantes. Sus colaboraciones con artistas de renombre que pronto alcanzarían aún más fama eran increíbles, diseñó más de 5000 escaparates durante los 39 años que trabajo para la compañía.
Las más importantes de todas sus exhibiciones son las glamorosas instalaciones que se realizan para la temporada Navideña de los escaparates, que se presentan siempre desde cada Noviembre, y donde captan la magia de las fiestas, convirtiéndose en toda una tradición neoyorquina que atrae a miles de visitantes cada año solo para admirarlas tras el cristal. Si estás en New York para navidad esto es algo que sin duda no puedes dejar de hacer.
Los deslumbrantes looks del “Tiffany Diamond”
En el año 1956 el legendario diseñador Jean Schlumberger se une a Tiffany. Sus magníficos y extravagantes diseños, que muy a menudo representaban plantas y criaturas marinas, eran codiciados por las mujeres más elegantes del mundo e impactaban a quienes las observarán por la calidad y “realismo” del detalle es por ello que el diamante Tiffany finalmente se engarzó en diferentes joyas en diversas ocasiones, dos de ellas por cierto; diseños originales de Jean Schlumberger.
En 1961, el Diamante Tiffany se engarzó por primera vez en el collar “Ribbon Rosette” de oro y diamantes, diseñado por Schlumberger, siendo el collar catapultado definitivamente a la fama cuando lo llevó Audrey Hepburn en la campaña de publicidad para la icónica película “Desayuno con Diamantes” (Breakfast with Diamonds). El filme convirtió el diamante en el mayor objeto de codicia de la época y le dio gran parte de la fama por la cual lo conocemos hoy, Audrey inmortalizó para siempre el nombre de Tiffany en la escena donde miraba embelesada el escaparate de la emblemática joyería de la 5th Avenue de Nueva York. Sin embargo ella no pudo portar el diamante en la película, la joya no se prestó durante el rodaje por motivos de seguridad y es por ello que en las escenas de la misma aparece con uno diferente.
Tan sólo una mujer antes que la actriz había portado la preciosa gema y su nombre era Mary Crocker Alexander, quien fue una socialité, nieta de uno de los ejecutivos del primer ferrocarril transcontinental en Estados Unidos y ademas esposa del diplomático Edwin Sheldon Whitehouse, fue ella la primera que lució la gema y justamente lo hizo en el baile solidario patrocinado por Tiffany en 1957 en la mansión Marble House de los Vanderbilt en Newport, un exclusivo oasis para ricos y famosos de la costa este americana donde Grace Kelly, por cierto, rodó su última película “Alta sociedad” y en cuyo rodaje se comprometió con Raniero III de Mónaco.
El segundo engarce fue realizado igualmente por Jean Schlumberger, y para resaltar aún más su belleza, diseñó un pájaro de oro y platino engastado con brillantes que sujeta con sus garras el codiciado diamante amarillo. Este diseño se denominó “Bird on a Rock” (Pajaro sobre Roca) y es uno de los más populares y conocidos por las damas multimillonarias de la alta sociedad de entonces, pues el diamante se mantuvo durante 17 años en este espectacular engarce.
El Diamante Tiffany en la actualidad;
La piedra preciosa se integra a día de hoy en un espectacular e impresionante collar de diamantes de 120 quilates y de la más alta valoración existente, que sin duda realzan la belleza inigualable de este icónico diamante amarillo como gema principal, Tiffany tardó un año entero en concebir el diseño definitivo que tomaría el “testigo” para los siguientes años, renovando una vez más la imagen de este imperio joyero.
Afortunadamente y por primera vez desde que Audrey Hepburn décadas atrás pudiese llevarlo, tuvimos la oportunidad de verlo nuevamente en el cuello de una estrella, y más aún es la primera vez que es lucido en una alfombra roja y por supuesto una tan importante como lo son Los Premios Oscar y es que pudimos observarlo a detalle con ocasión de la 91 gala de los Premios Oscar. Cuando la estrella afortunada en lucirlo ha sido Lady Gaga, quien asistió a la ceremonia en virtud de su nominación por la película “A Star is Born” (Ha nacido una Estrella) rompiendo todas las expectativas.
De hecho, en parte gracias al diamante Lady Gaga fue una de las personas más fotografiadas de esa edición y ni siquiera el Premio que finalmente ganó, pudo eclipsar el brillo y el protagonismo del Diamante Tiffany (Tiffany Diamond) que una vez más ha quedado inmortalizado como solo Tiffany sabe hacerlo.
Como dijo el director artístico de la empresa, Reed Krakoff;
“Lady Gaga es una gran creadora, es pura innovación y ha roto muchos moldes. Estamos encantados de que lleve nuestro legendario Tiffany Diamond en la alfombra roja de los Oscar por primera vez desde que se descubrió hace 143 años”.
Como dato curioso la espectacular pieza solo se ha puesto a la venta una vez, y fue el 17 de noviembre de 1972. La joyería contrató una página en The New York Times para anunciar que el diamante estaba disponible y a la venta para el comprador que pudiera pagar 5 millones de dólares (al cambio actual, serían unos 25,8 millones). Pero nadie se atrevió, contaron desde la marca que era una verdadera ganga y quizá por ello nadie lo creyó ni lo compró finalmente. lo más probable es que lo hubiesen tomado como una broma, pues ni tan siquiera Elizabeth Taylor que poseía la colección de joyas privada más importante del mundo tras la reina Isabel II de Inglaterra lo intentó, y mira que justamente ella era una gran fan.
Se estima que el valor del Diamante Tiffany, con una antigüedad de 143 años, rebasa hoy los 30 millones de dólares. Pero esta exclusiva gema abandonada muy pocas veces su casa en la Gran Manzana, más que todo solo lo hace con motivos de importantes exposiciones. En 2006 se mostró en la exposición Bejewelled by Tiffany en Somerset House en Londres, y seis años después, en la que fue una de sus últimas apariciones en público fuera de casa cuando para entonces se engarzó en un collar de diamantes blancos de 100 quilates que viajó por Tokio, Pekín, Dubái y Nueva York.
Ahora solo queda esperar y quien sabe cuantos años más pasarán para que el Diamante Tiffany (Tiffany Diamond) vuelva a brillar en el cuello de alguien más, y quizás lo más intrigante aún sea; quien será quien tenga el honor de ser la próxima estrella que se integrará a esta constelación?.
Solo el tiempo lo dirá.